Si no hubiese sido por mis mamás, mi niñez y la de mis dos hermanas habría estado vacía de cariño, hambrienta de besos y abrazos.
Mi mamá (la verdadera) era como un hada de los cuentos que le gustaba contarnos; bella. perfumada, intocable, invisible (casi ni la veíamos). Recuerdo claramente cuando llegaba de la calle, los brazos extendidos, no para abrazarnos sino para protegerse de nuestro amor; ¡no, no, me van a ensuciar! o ¡me van a correr las medias!, no digo que no nos quisiera, pero su amor se limitaba a ponernos bellas cuando nos llevaba al cine o a tomar un helado o de visita; a contarnos cuentos (sabía cautivar a su público) hacía gestos, voces etc. etc. en fin una excelente narradora. Y el resto del tiempo no existíamos, pero mejor así, cuando una vez se le dio por ser buena madre, nos empezó a preparar unos nutritivos jugos de fruta, que además tenían muchos otros espantosos ingredientes, avena , quinua, zanahorias, miel, unos verdes yerbajos y ¡lo peor! huevos crudos con cáscara y todo (por eso del calcio), resultado... un menjunje tibio y espeso, de olor, sabor y color indescriptible y además lleno de sospechosos grumos y cositas que crujían entre los dientes y que teníamos que tomar si o si muy temprano antes de ir al colegio, ¡menos mal que pronto se aburrió y todo regresó a la normalidad!.
Mi querido papi era un pan de Dios, se le paseaba el alma en todo lo que no fuera mi mamá y su trabajo. Nunca nos gritaba ni castigaba (de eso se encargaba mi mamá) y siempre tenía una sonrisa, un cariñoso ¡cholita! o una broma, se dejaba besar y abrazar pero... ¡el nunca nos besaba ni abrazaba!.
Mi mamá Victoria (mamá Vic) era la mamá de mi mamá, mi abuelita querida, ella no vivía con nosotros, pero pasábamos las vacaciones con ella y mi abuelo que era abogado y cuando lo nombraban juez o fiscal en alguna provincia se trasladaban allí y alquilaban casa, el caso es que allí con ellos era feliz.
Mi mamá Vic. era la menor de sus hermanos, la más seria, la más centrada y de sus manos salían toda clase de maravillas, pinturas, tejidos, bordados, cuadros en paja, etc. etc. y ademas ¡cosas para nosotras! si queríamos jugar a la tienda, mamá Vic. preparaba arcilla y la mesa se empezaba a llenar de pequeñas y perfectas figuras; toda clase de frutas, panes de diferentes formas, barras de chocolate, huevos, en fin todo lo necesario para formar una bien surtida tienda,
luego a pintarlas y ¡todo listo para empezar a jugar!. Tambien nos enseñaba a construir casas, molinos, iglesias con cajitas de cartón o con arcilla y en un rincón del jardín se empezaba a levantar un lindo pueblecito con sus callecitas, plazas, puentes sobre ríos con agua de verdad, corrales con pequeños animales (nada de plástico, todo de arcilla)y así se nos pasaban volando los días. Y las noches ¡las noches eran más divertidas y maravillosas aún! a la luz de las velas (por que en esos tiempos en los pueblos no había luz eléctrica) los fines de semana teníamos las noches de música, teatro y poesía; en casa de mis abuelos se reunía un grupo de amigos, mamá Vic tocaba la guitarra maravillosamente, mi abuelo el violín, la mandolina, guitarra y la andina quena y junto con los amigos que también tocaban y cantaban empezaba la música y nosotras las enanas ¡eramos las invitadas de honor! también participábamos cantando, bailando, recitando y haciendo teatro ¡no se nos excluía para nada!;
y en las noches de semana estaba la lectura por capítulos de novelas de Salgari, Verne, Kipling etc.
Estaban además los paseos al campo y muchas cosas más para que las niñas fuéramos totalmente felices. ¡y lo mas importante! ¡allí no se escatimaban los besos ni los abrazos! podía trepar al regazo de mi abuela sucia de tierra, miel o lo que fuese, siempre encontraba besos y abrazos ¡todos los que quisiera! tantos como para quedar recargada al regresar a mi casa terminadas las vacaciones.
Pero allí me esperaban otros abrazos y otros besos ¡estaba mi mamá Carmen! ella vivía con nosotros, hermana mayor de mamá Vic., no se casó por que su novio murió poco antes de la boda y ella le fue fiel para siempre.
Mamá Carmen tenía un carácter alegre, siempre estaba feliz (aunque aveces la sorprendía llorando a solas) ¡mi mamá Carmen adorada! era mi paño de lágrimas cuando mi mamá me castigaba; nos mimaba hasta la exageración, nos dábamos atracones de cariño con ella. No tocaba ningún instrumento, no cantaba lindo, no bordaba y apenas si tejía algo, no sabía hacernos cosas para jugar ¡pero que nos importaba eso! sabía querernos, sabía espantar nuestras penas, nuestros temores infantiles y siempre estaba allí para nosotras; había grandes peleas con mi hermana para ver quien dormía con ella, si, por que la que lo hacía escuchaba las interminables aventuras del tío Tomás, viajero empedernido que regresaba de sus viajes a lejanas tierras, cargado de maravillosos regalos y exóticos animales, para su familia. Además la que dormía con ella podía engreirse todo lo que quisiera y podía comer galletitas en la cama (cosa terminantemente prohibida por mamá).
Así pues besos, abrazos, mimos y cariño nunca nos faltaron gracias a ellas ¡las mas grandes mamás entre todas las mamases!
por eso las quiero mucho a pesar q no las conocí
ResponderEliminary estoy segura que ellas a ti aunque no te conocieron XD
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