jueves, 22 de abril de 2010

¡EN NOMBRE DE LA ARAÑITA Y EL TUCÁN...!

Hoy es día de la tierra, de nuestra sufrida y amorosa madre tierra, que ante tanta afrenta diaria que recibe del hombre ya se está rebelando, pero igual nosotros ciegos y tercos la seguimos dañando, matando plantas y animales, desperdiciando y contaminando el agua la tierra y el aire.
Pongo aquí un fragmento del folleto "yo vi sangre en Pucallpa" publicado en mayo del 2001 por Hugo Blanco Galdos y lo pongo por que me conmovió profundamente, espero que tenga el mismo efecto en quienes lo lean.
Selva.
¿Quien va a Ucayali?
Levanté la mano inmediatamente. Y no sólo por razones sociales, sinó también por que la selva me gusta, y me gusta mucho.
Claro que no es como en la sierra, es que yo soy serrano y cuando estoy en la sierra soy una paja más, una roca más, un soplo de viento más, una gota de lluvia, y un frío de helada; no sé si yo soy parte de ella o ella es parte mía, por eso no cabe decir que me gusta, simplemente porque yo soy la sierra.
Con la selva es diferente, la selva me gusta mucho, la quiero. yo sé que hay quienes la llaman "infierno verde" y se que tienen razón; cuando la selva quiere ser infierno puede serlo y feroz. Lo que sucede es que conmigo siempre quiso ser paraíso y ¡que paraíso! en la sierra, en la costa o en cualquier parte, el paisaje es bidimensional o casi. Se ven superficies, por muy quebradas que sean. En la selva no, ahí está el paisaje vegetal y animal en las tres dimensiones, rodeándote por completo, por abajo, por arriba y por todos lados; yerbas pequeñitas, algunas de ellas como lindas orquídeas, mirándote desde las alturas más insólitas; enredaderas, como los hermosos bejucos de flores rojo intenso y que son tan útiles para atar los palos en las casas; o arbustos como el palosanto, hermoso cono rosado tan hermanado con las hormigas que viven en él y que pueden devorar un hombre con la misma pureza de conciencia con la que devoran otro insecto; o inmensos árboles de siglos en los cuales tanto misterio está encerrado, que pueden servir para curar un mal mortal, como el árbol de la quina que cura la malaria, o pueden enfermarte terriblemente con sólo haberte sentado debajo de ellos. Están ahí presentes, visibles o invisibles, viéndose, no viéndose, o devorándose; nuestro hermano escarabajo (en tantas hermosas formas) nuestra hermana serpiente (¡qué linda! ¡cuan elegante y cuánta majestad!); nuestros hermanos sapos(¡qué cantores!); nuestras hermanas arañas, chupando la sangre con mucho entusiasmo a nuestros hermanos mosquitos que nos chupan la sangre con el mismo entusiasmo; nuestros hermanos loros chicos y grandes; nuestros hermanos monos, carpinteros, tucanes, tapires, jaguares, chanchos de monte y muchos animales más traducibles e intraducibles. ¡Y es todo esto lo que los gringos y sus cómplices están asesinando! ¡Es todo lo que quieren sustituir por un paisaje lunar! Están matando a la arañita y al tucán, a la orquídea y los árboles inmensos. Dicen que para extraer madera, por eso en Pucallpa se ven inmensos cadáveres de árboles que están siendo terriblemente seccionados por chirriantes sierras.
Te pido en nombre de nuestra hermana culebra, del hermano sapo, del hermano escarabajo, en nombre de los árboles y las plantas, en nombre de las mariposas, que nos ayudes a sobrevivir, que impidas que sigan asesinando a la SELVA AMAZÓNICA.

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2 comentarios:

  1. Que lindo que escribe ese señor! con un lenguaje tan sencillo te dice tanto,me gustaría leer mas de el.
    felicitaciones por el blog lo encontré de casualidad y me gustó mucho.
    saludos

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  2. Gracias Tina por tu comentario y por ser una amiga del blog.
    Es verdad, una de las características de Hugo Blanco es esa, si quieres leer mas de el,busca su periódico "lucha indígena" en la web y si estás en Perú también puedes conseguir sus libros fácilmente.
    Un abrazo

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